Me llamo Jean Atwood. Soy médico residente y número uno de mi promoción. Me he especializado en cirugía ginecológica y mi objetivo es conseguir una plaza en el mejor hospital de Francia. Pero antes me obligan a pasar seis meses en una minúscula unidad de «Salud de la Mujer», que dirige un capullo barbudo que ni siquiera es ginecólogo; ¡es médico de familia! Si se piensa que voy a pasar seis meses a sus órdenes, lo lleva claro. ¿Qué se cree? ¿Que va a enseñarme mi profesión? Estoy muy bien formada, sé todo lo que tiene que saber un ginecólogo para operar, reparar y reconstruir el cuerpo femenino. Así que no puedo –ni quiero– perder el tiempo escuchando cómo unas señoras se desahogan y me cuentan su vida. Sinceramente, no sé qué podrían enseñarme.
