El vino es un misterio. De un racimo sobre una cepa de vid, se convierte en objeto de un deseo sutil y embriagador con colores brillantes. El vino es un producto vivo, proteico y complejo. Los numerosos oficios necesarios para su transformación se han desarrollado a lo largo de los siglos a través del savoir-faire y de la definición de un sector. La comercialización del vino embotellado promueve una intención: ofrecer lo mejor, lo original o lo particular.
Ante la globalización y el creciente uso de las redes sociales e Internet, el sector vitivinícola está construyendo terroirs y paisajes, dando forma a un territorio. Uno de los países en los que el sector vitivinícola mejor expresaría su notoriedad y su prestigio sigue siendo Francia. Este último no tiene el monopolio del vino, cierto, pero tiene una historia centenaria y abarca una variedad de variedades de uva, terroirs y denominaciones de origen.
Este libro propone descubrir las profesiones del vino, un verdadero mosaico plural de placeres, compuesto por proyectos de hombres y mujeres, a través de intercambios y paseos por los viñedos, las bodegas o los salones de los ¿châteaux¿. Estos numerosos encuentros revelan poco a poco el sector vitivinícola en su variedad y sus valores como un enfoque ético y responsable preocupado por la preservación de la tradición.
Permítanme expresar mi gratitud a uno de esos encuentros, el de un hombre ahora cercano a los "dioses del vino" en la persona del Sr. André Lurton. Tuve el privilegio de encontrarme con un hombre, un "viticultor" como le gustaba designarse, en el ocaso de su vida, cierto, pero en la cúspide de sus conocimientos, de la filosofía del vino y de su deseo, siempre presente y feroz, de hacer que se comprendiera infatigablemente la vitalidad de un producto viviente: el vino
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